“Si
bien el verdadero montañero es, sin duda, ...la obra sublime de Dios, una persona que sea izada a los
picos a base de empujones propinados por campesinos suizos, y que se muestra tan
incapaz de cuidarse a sí mismo que no puede ni siquiera dejarse sentado sin
encordar sobre una peña, es un objeto tan menospreciable como pueda
imaginarse... Es difícil entender cómo los hombres, que en otros departamentos
de la vida no carecen de un sentimiento de dignidad personal pueden consentir
que se les trate de esta manera.”
Alfred
Frederick Mummery